Como es característico de las imágenes y expresiones simbólicas, la escritura, observada desde sus características grafonómicas y en cuanto a su condición de continente del discurso intencional y lingüístico, permite entrever una realidad psicológica relativa a la personalidad inconsciente que está más allá de la vestimenta y del rol social que la enmascara.
Este otro centro psíquico, como lo denominaría el analista junguiano
Dr. Edward Edinger, es el que se evidencia mayormente a través del análisis grafológico, es decir, a partir del registro poligráfico que tiene lugar en el acto escritural.
Así, Edinger, refiriéndose al detector de mentiras -polígrafo- desarrollado a partir de los trabajos de Jung sobre el test de asociación de palabras, y en perfecta consonacia con la hermenéutica grafológica, señala que, “La fisiología del individuo es una entidad separada del ego, así que es como si hubiera una
segunda personalidad oculta cuando tomo el detector de mentiras. Si me hace una pregunta que no quiero contestar diré que no, pero mi hombre oculto dirá que sí. Eso es lo que hace la respuesta fisiológica, nos dice en términos irrefutables que existe una segunda entidad, un segundo centro psíquico en la psique humana que está interesada en la verdad.”
Manuel J. Moreno
Grafoanalista y Psicologo
Instituto de Grafología Analítica
www.institutografologia.es